sábado, octubre 07, 2006

LA CULTURA EN EL BOLSILLO


El pasado jueves, tuve la fortuna de asistir a un delicioso concierto de musica clásica, con derecho a papeo, sufragado por una conocida entidad bancaria: buena, bonita, vistosa y agradecida. Allí estabamos, saboreando canapes criaturas diversas de la microeconomía al lado de magnificos ejemplares de la macro. Víctimas y verdugos compartiendo mesa y mantel a cara de perro, eso si previa invitación por supuesto.
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La cena, en los jardines del Teatro Romano y sobretodo el maravilloso concierto previo debajo de esos espectaculares arcos de la nave central del Museo de Arte Romano de Mérida, me aproximaron peligrosamente al Síndrome de Stendhal. Y debo reconocer que, pese a mi antipatía hacia todo banco que no sea de sentarse, estuvo todo sensacional.
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El caso es que las pocas veces que me he visto en situaciones artísticas culturales de esta índole, disfrutando de algo genial pero restringido, siempre me sugen las mismas reflexiones. Sobre si el alcance de la cultura es causa o consecuencia de tener la cultura al alcance.
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Pensé en los que estaban allí por estar (como la pareja que a mi izquierda abría el celofan de un puñetero caramelo al compas de la viola); en los que estaban allí sin quererlo (como algunos de los banqueros con la cara deformada de disimular sus bostezos); en los que estaban sólo por sonsacarle a un banco algo más que un llavero-boligrafo-linterna (como yo mismo). Y pensé sobre todo, en las personas que queriendo estar allí no podían.
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La cultura del arte, dejando aparte qué entra dentro de este concepto (lo cual daría para una guerra), ¿es para los elegidos, o es para toda la sociedad? Si sólo debe estar al alcance de unos pocos, habra que ver quien y en base a que los elige. Y si debe estar al alcance de toda la sociedad, habrá que pensar como lo hacemos para inculcarnos a todos que no se trata de un privilegio sino es una necesidad.
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Por lo pronto estaría genial, siempre que la disciplina artística lo permitiese claro, que la relación entre cultura y dinero, únicamente se debiera a la fea costumbre que tiene los artistas de comer.

1 comentario:

Jose C. M. dijo...

Me parece genial tooooodo el comentario.

Me imagino a los cara deformadas, disimiladores del aburrimiento y me parto.jajajajjaa.

Te imagino a ti con un canapie en la boca y mirando a todos lados como buscando la razon esasta de tu posicionamiento en ese momento. y me parto. jajajaja

Me imagino a los estirados lame culos enchaquetados haciendo grupitos de supuestos cultos....y me parto.jajajaja sobre todo por que alguno tiene la corbata manchada con algun canapie correoso.jajaja

La verdad que no te imagino alli si no fuera por la parte cultural del evento. ...y me vuelvo a partir.jajajajjaja

Un abraso jajajja.