Trabajo en el pueblo de las calles sin sombra. Por eso, cuando hace lo que algunos llaman un calor de justicia, el ambiente arde y el horizonte se ve borroso. La tierra, que estaba fresca se queda seca, polvorienta, marrón y triste. Con el sol justo encima las sombras de la gente también se encogen y nadie ve su oscuridad proyectada sobre el suelo. El bochorno que rebota en las calles molesta en los pies y todos avanzan más lentamente. El tiempo pasa más despacio mientras la vida corre deprisa en busca de otro lugar donde encontrar sombra.